¿Y
LA
USCO PARA
DÓNDE
VA?
Gradualmente la Universidad colombiana padece transformaciones con repercusiones evidentes en su esencia. La política privatizadora impuesta por el modelo económico actual ha permeado su naturaleza; la financiación, consignada legalmente como compromiso del Estado, ha cedido para dar paso a la sobrevivencia con base en recursos provenientes de la venta de servicios, expresión clara del traslado de la responsabilidad Estatal a las clases menos favorecidas económica, social y políticamente que terminan siendo las más afectadas por este tipo de medidas excluyentes e inequitativas. Esta orientación economicista, junto a la exigencia de ampliar coberturas sin aumentar la planta Docente ni afectar el presupuesto, ha impactado negativamente la calidad de la educación y precarizado las condiciones para el ejercicio de las actividades docentes, investigativas, formativas y de proyección social.
En
el
caso
particular
de
la
USCO,
la
participación
del
Estado
en
su
financiación
bordea
el
40%
correspondiéndole
a
ésta
asumir
el
60%
complementario
con
recursos
propios.
De
tiempo
atrás,
se
registra
déficit
en
la
infraestructura
física,
así
nos
quieran
hacer
creer
que
tal
situación
no
es
cierta.
Las
manifestaciones
más
notorias
y
evidentes
de
la
misma
son:
Déficit
de
aulas,
deterioro
notable
de
la
mayoría
de
las
existentes
y
carencia,
en
lo
fundamental,
de
los
recursos
didácticos
y
técnicos
para
el
soporte
del
ejercicio
académico.
Falta
absoluta
de
ambientes
de
aprendizaje
apacibles,
hacinamiento
en
las
oficinas
de
los
profesores,
escasas
zonas
de
parqueo,
aires
acondicionados
en
mal
estado,
incipientes
programas
de
bienestar.
La
biblioteca
aún
no
funciona,
las
bases
de
datos
son
insuficientes
e
inestables,
la
Internet
es
un
desastre
y
por
su
puesto
la
tan
cacareada
conectividad
es
limitada.
Especial
atención
reclaman
las
condiciones
de
precariedad
en
las
que
se
ha
iniciado
el
segundo
período
académico
de
2012.
Pese
a
la
construcción
y
edificación
de
dos
nuevos
bloques
(Artes
y
Economía),
con
los
cuales
se
esperaba
superar
falencias
protuberantes,
continúa
el
desfile
de
silleteros,
pero
no
de
aquellos
adornados
con
exóticas
y
coloridas
flores,
sino
de
estudiantes
que
pierden
parte
de
sus
clases
y
hacen
perder
parte
de
otras
en
búsqueda
de
sillas
y
de
salones
con
nomenclaturas
extrañas
o
que,
simplemente,
no
existen.
Aunado
a
lo
anterior,
se
vienen
intensificando
la
tramitomanía
excesiva
y
el
marcado
centralismo
en
la
toma
de
decisiones
político-administrativas
y
académicas.
Los
Consejos
Superior
y
Académico
han
amañado
sus
composiciones
manteniendo,
el
primero,
la
Curul
del
Gobernador
con
lo
cual
la
representación
del
Gobierno
hace
permanente
mayoría
(Y,
se
violenta
la
AUTONOMIA)
y;
en
el
caso
del
Académico
se
apoderaron
de
él
los
Decanos,
contrariando
lo
dispuesto
en
el
artículo
68
de
la
Ley
30,
negando
y
desconociendo
la
participación
de
Profesores
y
Estudiantes.
En
estas
circunstancias
el
ejercicio
de
la
Autonomía
y
la
participación
comunitaria,
consignadas
tanto
en
la
Ley
como
en
la
normatividad
interna,
son
letra
muerta
y
bosque
talado
por
el
cual
se
pasean,
sin
consideración
ni
respeto,
quienes
detentan,
transitoriamente,
el
poder
de
la
administración.
Cada vez que se requiera favorecer un amigo, un pariente, un miembro de la administración o simplemente “agachar la cabeza” para obedecer sumisamente las imposiciones del gobierno nacional y conjurar los fantasmas de las “IAS” se reforma cuanto estatuto, acuerdo o resolución sean necesarios. Los Estatutos General y de Docentes son verdaderas “colchas de retazos”; deberíamos decir “colchas de caprichos”. Se percibe inequidad en el acceso a los recursos para el desarrollo de las diferentes funciones misionales; es el caso, por ejemplo, de la investigación donde se privilegia los proyectos orientados por los intereses del mercado y las perspectivas de la rentabilidad y se desestimula los que proponen responder a las necesidades de las comunidades del entorno social tal y como lo registra la manoseada e irrespetada VISION de Nuestra Universidad. Igual sucede con la proyección social; se ha mercantilizado convirtiéndose en el gran negocio de ocasión entorno a los denominados Fondos Especiales de las Facultades.
Mientras la Universidad parece ser manejada administrativamente por contratistas, los encargados de trazar las directrices académicas, quienes convirtieron el Consejo Académico en un Club de Decanos, sin sonrojos ni cortapisas morales aprueban la modificación de uno de los requisitos para acceder al cargo como Decano (de maestría se baja a especialización) con el fin de que adquiera el derecho al reconocimiento de la prima técnica; dejando así no sólo una puerta abierta a la intromisión clientelar en la designación de estos cargos sino, tal vez lo fundamental, una deteriorada, desprestigiada y desautorizada imagen de quien ha sido Mítico en la estructura organizativa de Las Universidades: EL DECANO. El Comité de Selección y Evaluación Docente sin representación de la academia se convierte en Comité Técnico de la Vicerrectoría.
Cada vez que se requiera favorecer un amigo, un pariente, un miembro de la administración o simplemente “agachar la cabeza” para obedecer sumisamente las imposiciones del gobierno nacional y conjurar los fantasmas de las “IAS” se reforma cuanto estatuto, acuerdo o resolución sean necesarios. Los Estatutos General y de Docentes son verdaderas “colchas de retazos”; deberíamos decir “colchas de caprichos”. Se percibe inequidad en el acceso a los recursos para el desarrollo de las diferentes funciones misionales; es el caso, por ejemplo, de la investigación donde se privilegia los proyectos orientados por los intereses del mercado y las perspectivas de la rentabilidad y se desestimula los que proponen responder a las necesidades de las comunidades del entorno social tal y como lo registra la manoseada e irrespetada VISION de Nuestra Universidad. Igual sucede con la proyección social; se ha mercantilizado convirtiéndose en el gran negocio de ocasión entorno a los denominados Fondos Especiales de las Facultades.
Mientras la Universidad parece ser manejada administrativamente por contratistas, los encargados de trazar las directrices académicas, quienes convirtieron el Consejo Académico en un Club de Decanos, sin sonrojos ni cortapisas morales aprueban la modificación de uno de los requisitos para acceder al cargo como Decano (de maestría se baja a especialización) con el fin de que adquiera el derecho al reconocimiento de la prima técnica; dejando así no sólo una puerta abierta a la intromisión clientelar en la designación de estos cargos sino, tal vez lo fundamental, una deteriorada, desprestigiada y desautorizada imagen de quien ha sido Mítico en la estructura organizativa de Las Universidades: EL DECANO. El Comité de Selección y Evaluación Docente sin representación de la academia se convierte en Comité Técnico de la Vicerrectoría.
Por
si
todo
lo
anterior
es
poco,
se
proyecta
la
vinculación
de
“asistentes
de
cátedra”,
con
el
sofisma
de
aumentar
la
retención
estudiantil
de
acuerdo
con
propuestas
de
“Investigaciones”
contratadas
sin
consultar
a
las
Unidades
académicas
de
la
USCO
conocedoras
de
estas
problemáticas
y
con
experiencia
investigativa
sobre
las
mismas.
Mejor
será
asignar
esos
recursos
para
que
las
unidades
académicas,
luego
de
ejercicios
investigativos
y
de
seguimiento
serio,
definan
y
financien
las
estrategias
a
seguir.
Como
quiera
que
los
hechos
referidos
hacen
parte
de
planes
y
programas
diseñados
por
los
organismos
financieros
internacionales
para
abrir
nuestro
país
al
mercado
de
la
educación
superior
y
profundizar
los
desniveles
socio-económicos
que
soportan
la
inequidad
del
perverso
modelo
Neoliberal,
nos
corresponde
a
Profesores,
Estudiantes,
Trabajadores,
Padres
de
Familia
y
Ciudadanía
en
general
fortalecer
los
espacios
organizativos
y
movilizarnos
no
sólo
en
defensa
de
la
Educación
Pública
y
Gratuita
sino
por
la
autonomía,
la
independencia
y
la
soberanía
de
nuestro
país,
en
defensa
del
territorio,
los
recurso
naturales,
mineros
y
energéticos
y
por
la
construcción
e
implementación
de
un
proyecto
político,
Social,
Económico
y
Cultural,
con
garantías
para
el
pleno
disfrute
de
condiciones
de
bienestar
tanto
material
como
espiritual
para
todos.
Debemos
empezar
por
recuperar
los
espacios
perdidos
al
interior
de
la
Universidad,
movilizándonos,
denunciando
públicamente
la
falta
de
liderazgo,
compromiso,
competencia,
arbitrariedades
y
abusos
de
poder
cometidos
por
los
Administrativos;
acrecentando
la
rebeldía
estudiantil
y
nuestra
capacidad
de
resistencia
y,
de
ser
necesario,
acudir
a
la
demanda
judicial.
En
tal
sentido
convocamos
a
los
Profesores,
Estudiantes
y
Trabajadores
de
La
Universidad.
Neiva,
septiembre
17
de
2012
JUNTA
DIRECTIVA
DE
ASPU
SECCIONAL
HUILA
1 comentario:
Este es un escrito de esos que no señalan algo concreto y se pierden en la neblina de la generalidad
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