EL EMPOBRECIMIENTO Y LA TUGURIZACIÓN ACADÉMICA DE LA USCO
La notoria insuficiencia y la creciente precarización
de los espacios académicos son otro de los signos manifiestos del deterioro
paulatino y la decadencia de la Universidad Surcolombiana, consecuencia
principalmente de la política neoliberal de desfinanciación y ampliación de
coberturas impuestas a la educación pública. Pero también obedece, de manera
significativa, a la anuencia, la proclividad a acatar acríticamente las
directrices ministeriales y los dogmas del mercado, a la falta de compromiso con la misión institucional, a la
ineficiencia, incompetencia y falta de liderazgo de quienes dirigen y
administran desvergonzadamente nuestro claustro académico.
La infraestructura, los espacios, las condiciones de
ocupación, el equipamiento, los recursos tecnológicos y los servicios básicos
de apoyo a los procesos académicos son elementos indispensables para el
desarrollo y la cualificación de las actividades misionales de nuestra
institución, relacionadas con el aprendizaje, la enseñanza, la investigación y
la proyección social. La carencia de estos elementos, el mal estado, su
deterioro, la ocupación y el uso de los mismos en condiciones de degradación y
de hacinamiento es lo que permite calificar como proceso de tugurización de las
actividades académicas en la Universidad Surcolombiana, semejando lo que
desafortunadamente sucede con los sectores sociales excluidos por el modelo
capitalista de sociedad. Así lo corroboran las imágenes que acompañan este
escrito, que no son simplemente instantáneas captadas por una lente fotográfica
sino la cruda y cotidiana realidad de nuestra institución en decadencia.
A la ausencia de sillas y mobiliario en los salones de
clase y a su trasteo permanente, fenómeno conocido en la USCO como el “desfile
de los silleteros” se suma la falta de salones y el hacinamiento, tal como se
aprecia en la imagen siguiente.
Debido a las necesidades académicas insatisfechas y a
la falta de espacios, los estudiantes no tienen otra alternativa que tenderse en
el piso o apostarse en pasillos, corredores y escaleras para desarrollar sus
actividades de aprendizaje, situación que no solo es incoherente con una
institución que pretenda ostentar un mínimo de calidad académica, sino que
atenta contra la dignidad humana de nuestros estudiantes al albergarlos en tan
degradantes condiciones.
No hay suficientes salas de estudio, sitios de
conectividad eficaces en el campus universitario, puntos de acceso a fuentes de
información académica ni zonas apropiadas para el trabajo por grupos y el
aprendizaje independiente; tampoco para las actividades lúdico culturales, el diálogo social y el bienestar de los
universitarios cuando están fuera del aula de clase. Por eso hasta la tertulia
y el descanso en los intervalos de clase debe hacerse en el piso. Paradójicamente
en la parte superior de la cartelera, encima de las estudiantes que trabajan en
el piso se lee: “Alquiler de video beam y
portátil por 12.000 hora”, porque en los salones no están instalados y
disponibles para los estudiantes estos recursos.
La academia descendió al piso y a los corredores. Quien
recorre la universidad tiene que sortear a los estudiantes con sus computadores
portátiles desplegados sobre sus piernas, los libros y notas explayados por el
suelo. Y si se ingresa a las oficinas de los docentes, en medio del
hacinamiento en reducidos y atiborrados cubículos se suele encontrar
estudiantes recibiendo asesorías y orientaciones de pie.
La aberrante situación descrita tiene obviamente sus
responsables: los que dirigen la institución y toman decisiones. Máxime si se
tiene en cuenta que la relación entre administrativos y docentes está a la par,
como lo mostraron estadísticas recientes. Pero los directivos y administrativos
pareciera que no salen de sus cómodas oficinas de burócratas a otear el
panorama. O son totalmente indiferentes e indolentes ante esta deplorable
realidad. No se entiende qué sentido tienen las flamantes vicerrectorías
académica, de investigación y administrativas que cierran sus ojos ante esta
realidad que perdura en el tiempo. Del Consejo Académico, la unidad de
planeación, el sonoro GTPA (grupo técnico de planificación académica) ni de
Bienestar Universitario, entre otras instancias, se escuchan propuestas y
soluciones perentorias, pues parece que les quedó grande la universidad, o
mejor, la tienen por el suelo.
Es claro que esta responsabilidad no es transferible a docentes
ni estudiantes, salvo aquellos que despiadadamente y sin razón destruyen el
patrimonio público, quizás porque en su ignorancia desconocen que es parte de
sus tributos directos o indirectos al fisco nacional y también les pertenece.
No queda otra alternativa para los estudiantes y
docentes que padecemos este oprobio que manifestar nuestro rechazo. Rememorar la
breve historia de nuestro claustro de estudios que registra como la universidad
nació en la calle, lo cual denota que fue el resultado del clamor social y la
movilización ciudadana en demanda de un centro de educación superior para la
región. Es hora de que los universitarios nos levantemos del piso a donde nos
han conminado para defender de nuevo la universidad de los estragos de la
desfinanciación, la privatización y la degradación que le ha causado el modelo
neoliberal en crisis; de la incompetencia de la actual administración. Lo menos
que puede provocar esta situación es indignación, como la que expresa ese gran
movimiento que recorre el planeta desde el epicentro de los negocios
internacionales, Wall Street, pasando por la nación que nos conquistó y
colonizó, por la vieja Europa, el norte del África y nuestra América, para
impedir que nos arrebaten este patrimonio cultural que le pertenece a los
‘opitas’ al surcolombiano y a la nación.
… por
que no queremos que nuestra universidad se empobrezca y tugurice, estamos indignados… !!!
3 comentarios:
Es la realidad!! la cruda realidad, estamos sometidos a este deficiente sistema educativo, pero aun mas triste, es saber que ninguno de nosotros esta haciendo Nada, por solucionar esto.
promovamos conciencia estudiantil, no seamos conformistas con lo que por derecho nos corresponde.
y ahora se van a gastar la plata de investigaciones en el concurso "la mejor investigación". qué cursilería: tú me rascas la espalda yo te rasco. Mejor seria investigar cuanto se gasta la usco en la vicerrectoría de investigaciones y cual ha sido el impacto social de las investigaciones. No el impacto que se dice en el carrusel de los académicos
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